Un ratoncito feliz,
con sueños, se fue a París.
Sin miedo subió al avión
y se abrochó el cinturón.
Tenía un gran paladar
y quería cocinar.
Muchas recetas juntó
y un gran menú preparó.
Apenas aterrizó,
se presentó en un restó.
Y de aprendiz lo tomaron
y sus recetas probaron.
Preparó un costillar.
¡Su sabor era genial!
Una tarta de limón,
una trucha y un salmón.
Una torta de maíz
y hasta un licor de anís.
Cocinó a la perfección
¡todo era admiración!
El trabajó consiguió
y cocinando, triunfó.
El cocinero ratón
fue fiel a su vocación.
Y poniendo el corazón
cumplió su gran ilusión.
(Liana Castello)
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